LOS ABUELITOS

Hola amigos. La entrada de hoy está dedicada a esos abuelos incansables dentro de la Organización. Abuelitos y abuelitas que ya están muy mayores, que hacen grandes esfuerzos por preparar las reuniones y acudir a ellas, por predicar...

Yo recuerdo especialmente con mucho cariño a las abuelitas de mi congregación. Sé que eran muy buenas de corazón, ¡y muy fuertes! Me querían mucho, y a veces pienso en como estarán porque como sabréis corté el contacto de golpe con la congregación y hace meses que no las veo. 

Me da penita pensar en ellas, cuando pienso que las captaron de jovencitas, con promesas de ver el nuevo mundo "dentro de nada", pero que han envejecido, como todo el mundo hace. Han tenido que cambiar sus expectativas, "se han dejado llevar ellas solitas por el anhelo de ver el paraíso", como diría la Organización. La experiencia que os explicaré hoy va dedicada a esas ancianitas, y tiene que ver con una de ellas. 

Recuerdo que esto pasó un Jueves, en la reunión, cuando se leyó una experiencia del Anuario de 2011 (pág 64-65). En esta experiencia se habla básicamente sobre una joven que sufre una enfermedad hereditaria, y que necesita de una máquina para respirar. La experiencia sigue contando que en verano, en los días de mejor tiempo, la chica puede respirar sin ayuda externa durante algunas horas del día. La chica utiliza estas poquitas horas al día para realizar el precursorado auxiliar.

Mi interés no está en criticar la experiencia ni a la chica. Es admirable que haga eso por Dios. Personalmente creo que la Organización debería ser más comprensiva con estos casos tan singulares, y recomendarles otra clase de servicio, o incluso recomendarles que se abstengan de predicar y utilicen sus fuerzas para estar con su familia y amistades cercanas y vivir la vida un poco mejor.

Sin embargo lo que me marcó fue la respuesta que dio una de mis queridas abuelitas sobre la experiencia del anuario. La abuelita estaba un poco como llorando, con la voz temblorosa, y al recibir el micrófono dijo que cuando leía experiencias así, se le partía el corazón por no poder hacer más y que sentía que hacía poco.

Fue un comentario muy sincero de parte de la abuelita. Todos nos quedamos bastante parados. El anciano que conducía la reunión esbozó como pudo una sonrisa, y dijo: "pero hermana, ¡recuerde que estas experiencias son para animarnos!"

Esta situación me hizo pensar. No puedo comprender como puede una abuelita pensar que está haciendo poco, que debería hacer más en sus circunstancias. La verdad es que es duro que la Sociedad Watchtower mantenga el mismo discurso para la gente joven que para los abuelitos. ¿No podría por ejemplo, animar a la gente joven a predicar de casa en casa, por las calles, pero a la gente mayor animarla a descansar, a estar tranquilos en su casa y que los demás les vayan a visitar, o predicar en su residencia, o cosas por el estilo?

Sin embargo la Sociedad mantiene la misma presión sobre todos. En pocas palabras "predica, predica, predica, mantente predicando sin perder paso, haz todos tus esfuerzos, aunque seas un abuelito, porque el Armagedón está cerca, y si te pilla sin hacer nada, quien sabe si sobrevivirás". En el fondo todos sabemos que esta es la idea subliminal.

Esto me llevó a pensar si realmente estas experiencias de los anuarios son para hacernos sentir gozosos y felices, o como dijo la abuela, si son para hacernos sentir que hacemos poco y que deberíamos hacer más. Tras meditarlo mucho, yo he llegado a la conclusión de que son para que no aflojemos, para que hagamos más, y más y más. Nos muestran mensualmente ejemplos de gente que lo da todo por la Organización, para que nos sintamos culpables. 

Estas experiencias de los anuarios podrían ser bonitas y verse desde una óptica sana. Pero combinadas al resto de discurso subliminal de la Watchtower, hacen que sirvan para que los adeptos se sientan culpables de no hacer más y no aflojen. 

Es muy triste para mi ver a abuelitas ya mayores, frágiles, tener que ir dos horas a cada reunión,  teniendo que salir a predicar, porque no hay ninguna otra salida para "ser salvo". A la abuelita le partía el corazón no estar haciendo más, y a mi me parte el corazón ver que están haciendo tanto, cuando en realidad no tendría por que ser así.

Esta entrada pretende recordar a esos abuelitos y abuelitas que han dado gran parte de su vida por la Organización, que en algunos casos han evitado tener hijos, o incluso se han quedado solteros con lo que eso conlleva. Abuelitos y abuelitas que fueron engañados con un paraíso que no llegó, y que darán hasta su último aliento por la Watchtower.

Esta entrada va por ellos, yo sé que vosotros también conocéis a ancianitos que como la hermana de la experiencia, no pueden vivir tranquilos ni relajados, porque sienten que tienen que seguir dando y dando, y no pueden aflojar. Si tenéis algun abuelito especial en vuestro recuerdo, y queréis compartir su experiencia en forma de comentario aquí en el blog, creo que este tema quedará notablemente enriquecido.