COMPRENDIENDO AL EX-ADEPTO

¡Hola amigos y amigas! Como sabréis, en la entrada anterior pudimos considerar como ser comprensivos con los adeptos a una secta, como tratar con ellos, y como ayudarles. En la entrada de hoy, veremos cómo podemos comprender a la persona que abandona la secta, es decir, al ex-adepto. 

Muchos de nosotros somos ex-adeptos. Por lo general se podría decir que nos comprendemos a nosotros mismos y a los demás ex-adeptos, pero no siempre puede ser así. Muchas circunstancias varían de un ex-adepto a otro, y a veces eso hace que entre ellos tampoco alcancen a comprenderse. Además creo que es una consideración interesante si sois familiares de un ex-adepto, o si sois familiares de un adepto que puede llegar a ser ex-adepto algún día. 

Como en la anterior entrada, establezcamos una definición para ex-adepto:

Ex-adepto: En términos de secta, el ex-adepto es aquel que no sólo ha abandonado la secta o ha sido expulsado de ella, sino que además, se ha dado cuenta de que el grupo era una secta y de que ha sufrido manipulación mental y tácticas coercitivas. Así pues, por lo general un ex-adepto ya no pertenece a la secta, sino que la ha abandonado o ha sido expulsado de ella. También consideraremos ex-adepto aquella persona que se ha dado cuenta del engaño pero que sin embargo sigue permaneciendo en la secta, ya sea para mantener la unidad familiar, o para evitar medidas disciplinarias al salir, como por ejemplo el ostracismo social (los miembros del grupo dejan de hablar contigo completamente).

Un ex-adepto se puede dar cuenta de que el grupo es una secta de varias maneras. Por ejemplo, investigando a fondo el pasado de su organización o sus doctrinas o sufriendo una mala experiencia en el grupo que los desengañe. También es posible llegar a esta conclusión tras examinar publicaciones reconocidas que traten de sectas, o valorando los argumentos y las experiencias de otros ex-adeptos, por lo general del mismo grupo.

Cuando un ex-adepto "despierta" y sale del hechizo que lo mantenía preso de la secta, por lo general sus sentimientos son muy confusos y diversos. El ex-adepto se sentirá desubicado, sin saber a que grupo pertenecer, que creencias tener...

Si todo su mundo giraba en torno a la secta, como es la costumbre, se sentirá absolutamente solo, salvo si tiene familiares o amigos ajenos a la secta que le puedan hacer compañía y estar cerca de él.

Para el recién ex-adepto, salir al mundo real es como salir de una habitación oscura en la que has estado por largo tiempo, y de pronto encuentras la luz abrumadora del sol, de modo que estás confuso y tardas un tiempo en poder acostumbrarte a la luz y ver de forma normal.

Así pues, este proceso se da en la mente del ex-adepto. Su mente tiene que acostumbrarse al mundo normal, a verlo de una forma sana y tal y como es, sin las exageraciones de la secta, que normalmente tilda al mundo ajeno al grupo de demoníaco, cruel o falto de valores. 

Lo mismo sucede con las creencias y sus valores. Es normal que tambaleen, se están adaptando a una perspectiva nueva de ver el mundo. Tal vez el ex-adepto sienta que no es capaz de creer en lo que antes creía, o que no se siente de la misma forma. Eso es algo normal, porque a través del control mental y la presión coercitiva se le ha hecho creer en cosas que realmente no hubiera creído en un ambiente libre de presiones y de sugestión. 

Así pues, no nos alarmemos si un recién ex-adepto se muestra confuso con sus sentimientos o sus creencias, es algo normal. La mente del ex-adepto necesita un tiempo, normalmente unos meses, para reubicarse completamente, y volver al estado normal, en el cual la persona es quien realmente desea ser, y cree lo que realmente quiere creer.

Si queremos ayudar al ex-adepto en esta fase, lo único que podemos hacer es darle nuestro apoyo y amistad incondicionales. Hacerle saber que nosotros no lo vamos a juzgar según lo que crea, y que nuestra amistad, al contrario que la amistad de la secta, no le será retirada en función de sus creencias o de su progreso sectario. 

También podemos conversar con él de los temas que nos proponga. Es posible que intente acomodar y reubicar su creencia en Dios o sus valores. En este proceso y si el adepto es capaz de aceptar cualquier tipo de idea, podemos expresarnos con él con franqueza. Deberíamos tener cuidado sin embargo, de ser altamente respetuosos con sus creencias religiosas y sus opiniones.

Como familiares ajenos a la secta, nos puede parecer sorprendente el cambio del ex-adepto. Es mejor no increparle con burlas o con comentarios irónicos sobre su reciente cambio de creencias o de ideas. Y tampoco es recomendable molestarlo con comentarios del tipo: "yo ya te avisé, ya te lo dije". Tengamos en cuenta que el ex-adepto finalmente se ha tragado su orgullo. Finalmente ha aceptado que estaba siendo engañado, y lo ha admitido ante usted y con probabilidad delante de todo su entorno inmediato o de la sociedad en general. 

Salir de una secta es un proceso difícil. El ex-adepto ha tenido que superarse a sí mismo. Superar con sus propios razonamientos y sentimientos a los razonamientos y sentimientos implantados por la secta. En su cabeza se ha desarrollado una complicada partida de ajedrez, y finalmente ha vencido. Ha hecho un gran esfuerzo de sentido común, se ha explorado a sí mismo, y con gran seguridad ha realizado un estudio minucioso del pasado de su secta, con lo cual su proceder no es objetable, al contrario, es digno de admiración. 

Una vez superada esta etapa primaria de aceptación de uno mismo, de asentamiento de valores, creencias e ideas personales, se puede decir que el ex-adepto ya es él mismo. Ya es una persona capaz de valerse por si sola en la sociedad y capaz de reempezar su vida de nuevo, con o sin seres queridos a su lado. No obstante, dependiendo del grado de afectación en él de los procesos y trucos sectarios, puede tener secuelas mentales, como incapacidad para relacionarse con otras personas o miedo a tomar decisiones de relativa importancia.

Ahora es posible que el ex-adepto olvide a la secta y pase página, o es posible que a través de su propia experiencia, de forma empática, trate de ayudar a otros adeptos a la secta a abrir los ojos y salir. Esta es una opción que algunos hemos elegido. Por un lado sirve de propia terápia para asimilar todo lo sucedido y darle a la experiencia que hemos sufrido una utilidad, una razón de ser. Por otro lado sirve para ayudar a gente captada por una secta, gente vulnerable, incapaz de salir por su propio pie del control mental, lo cual es una labor altruista que puede ayudar a gran cantidad de personas, sobre todo si nuestra acción se difunde a través de internet. 

Es posible también que el ex-adepto desee conocer a otros como él, que han sufrido lo mismo y que como él lo han superado y han pasado página. Si usted es un familiar, no se preocupe. El ex-adepto por lo general no está entrando en ningún entorno cerrado ni en ninguna otra secta, solo desea conocer y agruparse con otros que han pasado por lo mismo. Si le preocupa esta situación, pídale que le deje acompañarle a tales encuentros. De esta forma puede que ambos lleguen a estar más unidos y que usted comprenda mejor la situación de su familiar ex-adepto. 

Su situación es similar, por ejemplo, a la de las víctimas de un atentado terrorista. Ellas han sufrido un fuerte trauma, y eso las une. Se juntan para compartir su experiencia y su dolor unos con otros, y también con frecuencia para tomar acciones legales y reclamar justicia de forma unida. En este caso el ex-adepto ha sufrido un atentado contra su persona. Un atentado que no es visible para el ojo humano. Un atentado a su mente; podríamos llamarlo una víctima de violación mental. 

Pensemos que no se trata solo de que un grupo le ha mentido, sino de que ha utilizado manipulación mental, técnicas de presión coercitiva, y otros métodos deshonestos para controlarlo y hacer que obrase como ellos querían. Cuando el ex-adepto se da cuenta de esto, el trauma es grande, y más añadiendo que ha perdido una parte más o menos considerable de su vida promoviendo los intereses de la secta. 

Resumiendo: Tenemos que ser igual de comprensivos con el adepto que con el ex-adepto. No vale con ser comprensivos cuando está en la secta y cuestionarle cuando ha salido de ella. La comprensión y el amor deben encontrarse a lo largo de todo el proceso. 

El ex-adepto sufrirá cambios acentuados y relativamente rápidos en sus comportamientos, creencias y pensamientos, hasta que vuelva a ser la persona que era en origen, liberada de cualquier razonamiento implantado por la secta. Debemos ser comprensivos durante todo este proceso y apoyar al ex-adepto en lo que sea necesario. Si sabemos que tras salir de la secta carece de amistades o familia que le hablen, podemos interesarnos por él y presentarle a un grupo de amigos nuestro que sea confiable y sepa entender la situación. 

Por último debemos entender que el ex-adepto quiera compartir su experiencia con otros ex-adeptos, y que desee ayudar a otros adeptos a salir de la secta. No se trata de un acto de odio o de resentimiento hacia el grupo, sino al contrario, se trata de un acto amoroso para con los adeptos de forma individual. Si desea conocer a otros ex-adeptos y acudir a quedadas o charlas sobre sectas, démosle nuestro apoyo, y si es menester, acompañémoslo. 

Intentemos que la vuelta al mundo de la persona que ha estado en una secta sea lo más llevadera posible. Es probable que queden secuelas de su paso por la secta, secuelas que dependerán de las maniobras mentales que usaba el grupo. Normalmente estas secuelas van desapareciendo con el paso del tiempo. Si no lo hacen, tome paciencia, converse con el ex-adepto y razonen juntos, puesto que ahora el ex-adepto ya estará receptivo a hablar abierta y francamente con cualquier persona.

Algo importante a considerar es el apoyo profesional en estos casos. Si nos damos cuenta de que la situación del ex-adepto se complica, de que no logra volver a ser él mismo, o de que conserva muchas secuelas y parece que su estado mental no mejora, es posible que necesite la ayuda de un psicólogo. Recuerde siempre que este blog lo administra una persona no-profesional, que explica sus opiniones e ideas personales. Los consejos dados en esta entrada están basados en la propia experiencia personal. Por lo tanto si considera que la ayuda de un psicólogo es prioritaria en lugar de seguir estos pasos, no se retenga de solicitarla. Sólo usted conoce la situación.